Mierdas especiales

Cada país tiene sus propias Mierdas especiales, como el agente del orden sureño que hacía una mueca por cada negro que mataba, y el burlón macho mexicano no se queda atrás en cuanto a violencia.

William S. Burroughs
Y muchos mexicanos de clase media son tan horribles como cualquier burgués del mundo. Recuerdo que en  México las recetas para narcóticos eran de un amarillo brillante, como un billete de mil dólares o una baja deshonrosa del ejército. Una vez el viejo Dave y yo tratamos de llenar una receta, que él había obtenido del gobierno mexicano de manera bastante legítima. El primer farmacéutico donde probamos retrocedió soltando un gruñido: «¡No prestamos servicio a los viciosos!».
Caminamos de una farmacia a otra, sintiéndonos cada vez peor: «No, señor…». Debimos de andar varios kilómetros. —Nunca había estado en este barrio. —Bueno, probemos en una más.Finalmente entramos en una pequeña farmacia, un verdadero cuchitril. Saqué la receta y una señora canosa me sonrió. El farmacéutico miró la receta y dijo: «Dos minutos, señor». Nos sentamos a esperar. Había geranios en la ventana. Un niño me trajo un vaso de agua y un gato se frotó contra mi pierna. Después de un rato el farmacéutico regresó con nuestra morfina. — Gracias, señor.
Fuera, el barrio parecía ahora encantado: pequeñas  farmacias en un mercado, delante cajas y puestos, una  pulquería  en la esquina. Quioscos que vendían saltamontes fritos y caramelos de menta negros de moscas. Niños del interior del país vestidos con impecable ropa blanca de hilo y alpargatas, con caras de cobre bruñido e intensos ojos negros e inocentes, como animales exóticos, de una deslumbrante belleza asexuada. Ahí hay un chico de rasgos angulosos y piel negra, que huele a vainilla, con una gardenia detrás de la oreja. Sí, has encontrado una perla, pero para encontrarla tuviste que atravesar Villamierda. Siempre es así. Cuando crees que la tierra está exclusivamente poblada por Mierdas, encuentras una perla.

Texto tomado de "Queer" (New York, 1985)
Autor: William S. Burroughs
Editorial Anagrama, S. A., 2002

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