La Monumental

A Naty


A lo largo de mis primeros años como poeta, rodeé los tugurios más increíbles en la ciudad. Este año sin embargo, pude contarle de mis aventuras a otra pelirroja como yo. La primavera arrancó de forma inmediata al finalizar en cambio, otra de mis historias con los quiteños. Aún no te habías enamorado, aunque estabas ya sentada en ese taxi, viajando desde el sur hacia acá. Es el mismo trayecto que hice hace un par de años cuando en busca de un modesto paisaje, decidí perderme por un tiempo en la sierra volcánica y anónima.

Regresé a mi puntual excepción, de nuevo la ciudad. Para entonces te convertiste en La Monumental después de arrancarle el aliento a un voluminoso personaje político de la ciudad, sorteando los amagos y parones en el difícil oficio del periodismo. No es algo menor enfrentar a la bestia del cuarto poder. Fueron como dos pinchazos con el acero aquella mañana en que cayó el régimen del déspota. Lo cierto es que, la ciudad es un escenario impetuoso y en ella, tú continuaste siendo una luz, y sobrevivimos a los años…


Yo también creo en escribir y exactamente lo que se vive ahora es lo más importante. Nos veremos en pocas horas después de tantos años. Esto funciona así: el arte es tuyo presdigitadora. Harás aparecer La Monumental y yo empezaré a contarte la historia de cómo esta vez me enamoré de un forajido y volví al inicio. 

Por Gaby Ruiz

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